En riesgo por "ciberbullying", 20 millones de menores mexicanos
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Con un clic, la violencia se puede multiplicar, perpetuar y globalizar, como le ocurrió a Angelina, una adolescente indígena que fue discriminada por más de dos años en la secundaria donde estudiaba en la Ciudad de México y cuyo caso se replicó con rapidez en las redes sociales, a través de un video en el que se mostraba cómo sus compañeros la agredían en el salón de clases.
"Las redes sociales son sólo una expresión, una extensión de los códigos de violencia que ocurren en la relación entre los seres humanos", dice Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
En México, siete de cada 10 personas considera que hay acoso cibernético en las redes sociales (Consulta Mitofsky, 2014), y según una encuesta que levantó en 2012 la Alianza por la Seguridad en Internet, un promedio de 56% de estudiantes de educación básica dijo conocer a alguien que haya insultado o difundido rumores en la web.
Empresas de redes sociales se han sumado a la lucha contra el ciberbullying, como Facebook, que creó el "Centro de Seguridad para las familias", donde hay herramientas para prevenir y atender un problema que afecta la privacidad, la honra y la reputación, principios consagrados en la Convención sobre los Derechos del Niño.
"Así como en nuestra vida cotidiana tenemos derechos, en el mundo digital también están garantizados", sostiene Juan Martín Pérez, director de la Redim.
En 2014, se aprobó en México la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y la Secretaría de Educación Pública lanzó una página electrónica para denunciar el acoso escolar.
Pero más allá de leyes y sanciones, es importante generar un cambio cultural para evitar casos como el de Angelina.
Juan Martín Pérez, director de la Redim enfatiza que "en tanto en este país, nuestra convivencia ciudadana no parta de la necesidad de construir la resolución no violenta de conflictos, de sustentarse en una cultura de paz, las expresiones de violencia estarán en el mundo real, en el virtual y en nuestra propia cabeza".
Con Uno, Christian Rea Tizcareño